"Yo no soy Camille Claudel"
Género:
Surrealista
Duración:
90 min.
Estreno:
2 Noviembre de 2019.
Sala Disbauxa
Target:
Mayores de 12 años.
Sinopsis:
Una escritora en plena crisis existencial, intenta escribir una obra de teatro para darle algún sentido a su vida y superar su sensación de fracaso ante las expectativas sociales. Pero, ¿Hasta dónde esas expectativas, son realmente, lo que nosotros deseamos conseguir y hasta qué punto solo queremos satisfacer lo que los demás esperan de nosotros?EQUIPO ARTÍSTICO
Actriz:
Aída Moraga Farías
Voces en Off:
Manoli Balart, Paloma Vallejo, Pilar Jiménez, Luis Espín, Xavier Puertas
Autora:
Aída Moraga Farías
Proyecto Audiovisual e Iluminación:
Judith Muñoz
Diseño Gráfico:
Rita Vilà
Foto cartel:
Jorge Moraga
Diseño escenográfico:
Iré Teatro
Realización de escenografía:
Juan Muñoz
Arreglo musical Wild Is The Wind:
Jorge Moraga
Colaboración de sonido:
Oscar Navarro
Producción:
Mecenas Verkami y Asociación de Teatro Maripili
Dirección y puesta en escena:
Juan Carlos González
EL TEXTO:
Nace a partir de la inspiración producida por la correspondencia escrita por Camille Claudel.
Narra la historia de una mujer escritora que necesita encontrar un sentido a su vida y se propone para ello, escribir una obra teatral. A partir de aquí, cada uno de los personajes representará los sueños y expectativas que tenía con respecto a lo que sería su vida como adulta.
La historia que escribe le irá rebelando cada uno de sus fracasos y la imposibilidad de alcanzar sus sueños más preciados, cuestionándose al fin, si esos sueños eran lo que realmente deseaba o era lo que los otros esperaban de ella.
El texto es una reflexión sobre el hecho de llegar a la mediana edad y lo que significa confrontar las exigencias del mundo adulto y los ideales juveniles, dando como respuesta no encajar en ningún canon establecido, en ningún rol, lo que socialmente es considerado como fracaso. Pone en tela de juicio todos aquellos valores por cuales luchó en el pasado: familia, carrera artística, maternidad, fe, ideales políticos y que parecen estar obsoletos para la sociedad actual.
Narra la historia de una mujer escritora que necesita encontrar un sentido a su vida y se propone para ello, escribir una obra teatral. A partir de aquí, cada uno de los personajes representará los sueños y expectativas que tenía con respecto a lo que sería su vida como adulta.
La historia que escribe le irá rebelando cada uno de sus fracasos y la imposibilidad de alcanzar sus sueños más preciados, cuestionándose al fin, si esos sueños eran lo que realmente deseaba o era lo que los otros esperaban de ella.
El texto es una reflexión sobre el hecho de llegar a la mediana edad y lo que significa confrontar las exigencias del mundo adulto y los ideales juveniles, dando como respuesta no encajar en ningún canon establecido, en ningún rol, lo que socialmente es considerado como fracaso. Pone en tela de juicio todos aquellos valores por cuales luchó en el pasado: familia, carrera artística, maternidad, fe, ideales políticos y que parecen estar obsoletos para la sociedad actual.
Aída Moraga
PUESTA EN ESCENA:
La idea de que todo lo que hay en el escenario actúa como símbolo, el uso del teatro dentro del teatro y el distanciamiento brechtiano a nivel interpretativo nos llevan a una puesta en escena surrealista. Creando una atmósfera que representa el mundo interno del personaje
protagónico, la Escritora.
Entrarán en el juego: la Profesora, Camille Claudel y la Actriz, (creados por la imaginación de la escritora), configurando un lenguaje onírico que mezcla su cruda realidad y los deseos de estos personajes con independencia de ella.
Partiendo de una escenografía totalmente en blanco y negro, se insertan elementos audiovisuales para generar el espacio-tiempo y la atmósfera de ensueño cada personaje.
Las cuatro mujeres que aparecen en escena tienen su propio espacio, color y universo sonoro. Y están respaldadas, para afianzar su personalidad, por pintores como Jackson Pollock, Servando Cabrera o William Turner. Y viajan desde simples sonidos de la naturaleza hasta la emoción inigualable del barroco con Händel o Vivaldi.
Todo esto para llevar al espectador a una reflexión sobre la angustia que significa ver desfasados todos aquellos valores universales por los cuales hemos luchado y qué al parecer no tienen cabida en nuestro tiempo.
Entrarán en el juego: la Profesora, Camille Claudel y la Actriz, (creados por la imaginación de la escritora), configurando un lenguaje onírico que mezcla su cruda realidad y los deseos de estos personajes con independencia de ella.
Partiendo de una escenografía totalmente en blanco y negro, se insertan elementos audiovisuales para generar el espacio-tiempo y la atmósfera de ensueño cada personaje.
Las cuatro mujeres que aparecen en escena tienen su propio espacio, color y universo sonoro. Y están respaldadas, para afianzar su personalidad, por pintores como Jackson Pollock, Servando Cabrera o William Turner. Y viajan desde simples sonidos de la naturaleza hasta la emoción inigualable del barroco con Händel o Vivaldi.
Todo esto para llevar al espectador a una reflexión sobre la angustia que significa ver desfasados todos aquellos valores universales por los cuales hemos luchado y qué al parecer no tienen cabida en nuestro tiempo.
Juan Carlos González
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